Cuadros de costumbres
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Título: Cuadros de costumbres Autor: Guillermo Prieto Género: Memorias
«La selección de cuadros de costumbres que aquí sepresenta parte de [una] vasta compilación (a cargo de Boris Rosen), y sepropone como un aperitivo capaz de estimular los apetitos del lector —ritualindispensable si se considera la variedad y las dimensiones de los (hastaahora) 30 volúmenes que incluirán memorias, poesía, reseñas teatrales,variedades literarias, obras históricas y de economía política,correspondencia, periodismo político y social… Tal empresa editorial dispone unterreno propicio para emprender la revaloración de la obra que inaugura —convigor y amenidad ejemplares— un perdurable episodio de la literatura y elperiodismo mexicanos». José Luis Alonso.
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Cuadros de costumbres de Guillermo Prieto
Fragmento del libro
Lo que es estupendo, maravilloso, es ver a doña Canuta junto a su cortejo, que por cierto es un escribiente de abogado de faz enjuta, de melena luenga, de levita adherida a la piel, sombrero calvo y magullado, corbata enorme y zapato de género.
El amante se pasa una vida angélica, en cambio de innumerables sufrimientos.
Es de advertir que doña Canuta vive de sus fincas y no está tan en medio del arroyo que digamos. Don Margarito, que éste es el desdichado amante, le cobra las casas, se presenta contra los deudores y sigue los pleitos de lanzamiento.
¡Mártir amante! Sus goces no son pocos, una cigarrera de cerda o un cordón los días de sus cumpleaños, ya la cena bien sazonada y exquisita, ya en flores de listón agrupados escudos de oro.
En cambio, ¡cuánto sacrificio! Su boca flexible, desencuadernada, desierta, lo llama vida mía y lo constipa con el viento silbador que despide.
Se reclina en su seno y se pinta de albayalde, y el aceite de almendras halaga su olfato y cuando iracunda, celosa, ciega se precipita por despedazarlo, al mesarse los cabellos se queda con los rizos en la mano.
-No; es imposible -dice ella-, yo soy una vieja, ya no inspiro interés.
-Sí inspira usted.
-Sí, y ya no eres tan fino, ¡ay, ay!
-¿La cabeza?, haremos unos parchecitos. un alcartaz.
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