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Te encuentras frente al primer libro de viajes de la literatura castellana. Escrito en 1406 por Ruy González de Clavijo, describe el viaje (1403-1406) que por encargo del Rey Enrique III de Castilla realizó el autor a la mítica Samarcanda de Tamerlán, en la actual Uzbekistán.Es una de las joyas de la literatura medieval castellana, en el que destacan especialmente la minuciosidad de las noticias y sus descripciones. Es en muchos aspectos esta obra comparable al célebre Libro de las Maravillas, que el italiano Marco Polo escribió casi un siglo antes.La presente edición electrónica se corresponde con la traducción al castellano moderno de Ramón Alba.
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Embajada a Tamorlan de Ruy Gonzalez de Clavijo
Franceses y de Genoveses, y que partieran de allí, y fueron a Ripuli una villa que es en la Siria, y que la combatieran, y que los de la villa que les tenían cogido un río que pasa cerca de ella, y de que los vieron fuera de las fustas, que soltaran el río: e hizo mucho daño en ellos, que por fuerza les hiciera acoger a las fustas, y que después de esto los Señores de la dicha armada que tuvieron su consejo como habían de hacer, el cual consejo fue de esta manera: que por cuanto los de las carracas y naves que allí tenían eran más aprestados que las galeras, que fuesen adelante, e hiciesen la vía de Alejandría, y de que fuesen cerrar, que esperasen allí nueve días, y que las galeras y Señores de la dicha armada que irían en tanto a correr a Barute, una villa de la Siria que es puerto de Damasco a dos jornadas. Y las dichas carracas hicieron la vía de Alejandría, y las galeras y Señores del armada fueron a Barute, y entráronlo, y quemaron la villa. Y las dichas carracas de que fueron cerca de Alejandría, esperaron los dichos nueve días, y porque en estos días no pudieron saber nuevas de las galeras, y por cuanto se les perdían los caballos que en ellas traían por mengua de agua, y otrosí porque habían poca vitualla, volvieron a Rodas. Y antes que los dichos Embajadores de aquí partiesen, eran ya llegadas estas dichas carracas a Rodas, y por cuanto los dichos Embajadores en todo este tiempo no pudieron saber otras nuevas ciertas del gran Tamurbec salvo éstas, tuvieron su acuerdo de ir a Carabaqui, un lugar que es en la Persia, donde el Señor suele hibernar, y allí sabrían nuevas ciertas de él.
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