Lapidario

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Título: Lapidario Autor: Alfonso X el Sabio Género: Historia

El Lapidario es un tratado médico y mágico acerca de las propiedades de las piedras en relación con la astronomía redactado hacia 1250 que se conserva en la Biblioteca del Escorial. Pudo ser traducido de nuevo, enmendado, añadido y reorganizado entre 1276 y 1279.[3] La obra fue ampliada en 1279 con el Libro de las formas e imágenes que están en los cielos, más conocido como Tablas del Lapidario. El libro es una summa de tratados griegos, helenísticos y árabes compilados probablemente por Yehuda ben Moshe, médico real y destacado astrónomo. El códice está iluminado por unas cincuenta miniaturas de animales del zodíaco. En este tipo de tratados medievales de origen árabe sobre las virtudes curativas y mágicas de las piedras, la astrología desempeñaba un gran papel, pues modificaba las propiedades de estas

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Portada del libro Lapidario

Lapidario de Alfonso X el Sabio


Sinopsis

El "Lapidario" es una obra escrita por Alfonso X el Sabio, rey de España en el siglo XIII, y su siposis en español es "Ley de piedras preciosas".

El "Lapidario" es un libro de naturaleza y medicina que describe la propiedad y el uso de diferentes minerales y piedras preciosas, así como sus propiedades curativas y mágicas. La obra es una fuente valiosa de información sobre la ciencia y la cultura de la Edad Media española, y ha sido objeto de estudio y análisis por parte de historiadores y especialistas en la época.

Fragmento del libro


Del signo de Aries


De la piedra a que llaman magnitad en caldeo y en arábigo, y en latín magnetes, y en lenguaje castellano imán


El signo primero es el de Aries, que quiere tanto decir como figura de carnero. Y es casa de Marte, y exaltación del sol. Y según la complexión que él muestra en todas sus obras es caliente y seco.


Y la piedra que es en el primer grado de él llámanle magnitad en caldeo y en arábigo, y en latín magnetes, y en lenguaje castellano imán. Y esta piedra es negra en su color, pero tira un poco a bermejura. Y hay algunas en que parece color cárdena como de azul, y éstas son las mejores. Y como quiere que la mina de estas piedras es hallada en muchas partes, la mejor de todas es la de tierra de India que hallan cabo la mar. Esta piedra ha naturalmente virtud en sí de tirar el hierro con muy gran fuerza. Y porque semeja gran maravilla a los que no saben la natura de las propiedades de las cosas, que esta piedra, que es caliente y seca, pueda tirar el hierro que es frío y seco, decimos que no se deben maravillar por ello; casi bien parar en mientes a los dichos de los sabios, hallarán que todas las cosas que tiran unas a otras, lo hacen en dos maneras; o por semejante o por el contrario. Y de esto mostraron los sabios muchas razones que no conviene que sean puestas en este libro, ca asaz abunda lo que se aquí dice para todo hombre entendido, ca por la propiedad de esta piedra pueden conocer todas las otras. Y el tirar que ésta hace es según la cuantía de ella a la del hierro que tira; así que en tierra de India, en el monte donde las hallan, que es cerca de la mar, a las naves que cabo de ella pasan, tira todos los clavos de ellas por fuera de la parte donde está la peña, así que los hace ir como saetas; y si están bien reblados que no los puede extender y sacar, hace ir las naves contra sí tan de recio que se pecían en las peñas y perecen. Y es gran maravilla que el hierro, que vence todos los otros metales por fortaleza que ha en sí, véncelo esta piedra por su propiedad y hácelo venir contra sí obediente. Y por esto se muestra que este tirar es más por fuerza de contrariedad que de semejante. Y tan gran es la virtud que recibe de esta piedra el hierro que se llega a ella, si es bien fina, que tira otros hierros más pequeños que sí, de guisa que se apegan a él bien como a la piedra. Y de esta manera puede tirar muchos hierros, apegándose unos a otros hasta tamaña cantidad cuanto pueda sufrir. Y esta virtud es tan probada y tan manifiesta que sin lo que ve hombre por los ojos, teniendo la piedra en la una mano y el hierro en la otra siente en cómo se va pegar en ella, y el un hierro en el otro.


Y si hombre quisiere que esta piedra pierda su virtud, métala en agua de ajos o de cebollas, de guisa que esté cubierta toda tres días y tres noches, y la perderá. Y si quisiere que la cobre, métala otros tres días y tres noches en sangre de cabrón; que esté otrosí toda cubierta, y la cobrará, mudando la sangre cada día.


Y en esta piedra ha otrosí otra gran maravilla; que si la meten en un terrazo, en horno que sea de fuerte fuego, y esto hicieren cuatro vegadas, cambiándole cada vez aquel terrazo por otro nuevo, y desde que fuere quemada y la sacaren del horno, y la pusieren cabo de ella un poco de azufre, y rociaren la piedra con agua, saldrá de ella fuego tan fuerte que quemará muy lueñe a toda cosa que alcance que pueda quemar. Y esto hace porque ella es caliente y seca; y cuando la queman, enciérrase en ella la virtud del fuego y encúbrese; y por ende huye del agua que es el contrario de ella, fría y húmeda, y ayúntase con la azufre, que es a su semejante caliente y seca. Y de esta guisa, huyendo muy de recio de su contrario, que es más fuerte que sí, y juntándose con gran fuerza a su semejante, quema muy de lueñe, así como es dicho de suyo.


Y si quisiere hombre que pierda esta quemazón, eche sobre ella olio, de cual natura quiere, y la perderá.


Y esta piedra ha virtud en sí que, aquel que la trajere consigo, si fuere hombre flaco de corazón, dar la esfuerzo, y si fuere esforzado, esforzarla más. Y en el arte de física es muy provechosa, ca si a algún hombre dieren a beber limadura de hierro, o alguna otra manera de tósigo en que haya hierro mezclado, o fuere herido con hierro emponzoñado, moliendo de esta piedra, y haciendo la polvos, y mezclándola con cual olio quisiere, y dándola a beber al que lo es entosigado, saldrá el tosco por parte de yuso, y sanará luego. Eso mismo hará si la pusieren molida sobre la llaga del que fuere entosigado.


Y el que quisiere saber con cuales estrellas a esta piedra su atamiento, y de que recibe la fuerza y la virtud, sepa que son aquellas tres que están en paz y siguen al nudo del filo de la figura de Piscis, y la una de ellas es en cabo de la cola de un pez. Y la propiedad que ellas han de tirar el hierro es por la virtud que reciben de estas estrellas. Y cuando la mediana de ellas sube en el horizonte, de parte de Oriente, hará mayor fuerza, y más virtud en todas estas obras que hemos dichas.


De la piedra a que dicen zurudica


Del segundo grado del signo de Aries es la piedra a que dicen zurudica, que quiere decir «deshacedor del hígado». Y esta piedra es cárdena en su color, así que semeja al zafiro en la cardenor, más no en la luz, ca a ésta no traspasa el viso como al zafiro hace, ca la su color es mucho espesa y turbia. Pero hay algunas en que hallan grano blanco como gotas, y éstas son las mejores.


Y hállanlas en Tierra de Promisión, en la ribera de un río que dicen Alberich, que corre entre dos montes, lueñe de poblado.


Esta piedra, de su natura es caliente y seca. Y su propiedad es que el que la trae consigo a gran miedo sin razón, a menos de ver por qué. Y según natura de física, para obrar mal ha tal virtud, que cuando la pulen o la muelen, y de aquellas puliduras o moleduras dieren a alguno a beber cantidad sabida, le deshará todo el hígado, saliendo sangre por de yuso, así que nunca le quedará hasta que muera. Y si hígado de algún animal pusieren en un bacín, y la piedra con él, la deshará todo y la tornará en sangre corriente.


Y la estrella mediana de las tres que son en la cinta de la mujer cadenada, ha poder sobre esta piedra y de ella recibe su fuerza y su propiedad. Y cuando esta estrella fuere en el ascendente hará esta piedra mayor fuera, y mostrará más manifiestamente sus obras.



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