Limeriks (El libro del Sinsentido)

Sinopsis

El libro "Limeriks (El libro del Sinsentido)" de Edward Lear es una colección de poemas y rimas publicados originalmente en 1872. La siposis del libro en español es:

"Limeriks (El libro del Sinsentido) es un libro de poemas y rimas creado por Edward Lear en 1872. En él, el autor utiliza un lenguaje juguetón y absurdo para explorar temas como la naturaleza, la sociedad y la cultura. Los limericks son una forma de poesía breve y divertida que se caracteriza por su ritmo y su juego de palabras. En este libro, Lear presenta una serie de limericks que a menudo tienen un final sorprendente o absurdo, lo que añade un toque de humor y sinsentido a cada una de ellas.

Fragmento del libro

Es como para pensar que mientras escribía se iba formando en su mente la ilustración. ¿0 sería al revés?

Se abarcan también fuentes incontables del sinsentido con la sola palabra «límite». Con el establecimiento del límite se establecen las oposiciones. En el límite, las cosas opuestas por él, encarnan su oposición. Hay en las proximidades de este cerco que las separa tensión, ambigüedad y peligro. ¡Qué no hay! Angustia, temor, inseguridad precariedad. A todos, en muchos modos y variedad nos es conocida la experiencia del límite y nos es familiar la inquietud, la extrañeza, la ansiedad características en los aledaños del límite. Cruzar una frontera, entrar a un hospital, a una cárcel, a un manicomio, a una iglesia, a un prostíbulo, a un cementerio, a una población marginal; subir a un tren, un barco, un avión; llegar por primera vez a la escuela, al liceo, a la universidad; entrar a un garito, un cabaret, un teatro, un hipódromo, una bolsa de comercio, un matadero. Salir, en suma, de nuestros espacios ordinarios y enfrentar el cruce de los límites de nuestra circulación cotidiana.

Un amigo de la universidad, recuerdo, me contaba que un condiscípulo lo invitó a su departamento un día sábado. Llegó, golpeó y su amigo le abrió la puerta a un lugar lleno de risas y griterío. El dueño de casa estaba en calzoncillos, con un casco prusiano que le llegaba a las orejas, una botella media de whisky en una mano y una batuta de director de orquesta en la otra. Detrás suyo iban surgiendo ninfas ebrias medio desnudas y un que otro fauno también en calzoncillos. Retrocedió espantado y salió volando.

Así suelen ser los límites. En vena de entremeses, porque, claro está, si el sinsentido se redujera a lo risible no saldría de ¡as manos de ¡os payasos. Hay otras especies de fronteras, y la conmoción de sólo enfrentarlas es cosa seria. En una estrofa, Lear nos cuenta de una sobrina que se dejaba abanicar por su tío. Tanto placer le producía, que perdió la cabeza. Y la ilustración nos deja turulatos: la pierde literalmente.