Luz y oscuridad

Fragmento del libro

La niña no se dio por aludida. Levantó un poco la nariz, gesto habitual, y la apuntó hacia su hermana, dando a entender que no había dicho nada fuera de lugar.

-Me quiero ir a casa. Espero que papá venga pronto.

-Si quieres irte no hace falta que le esperes.

-Acabo de cambiar de idea. Me voy a quedar.

Yuriko no se movió del sitio. En contraste con su petulante puesta en escena, como solo una niña sabía hacer, O-Nobu se giró hacia su tía haciendo gala de toda su discreción.

-¿Debo ir a saludar a la señora Yoshikawa? No me parece adecuado quedarme aquí sentada sin decir nada.

Lo cierto era que no le gustaba la señora Yoshikawa. Estaba convencida de que el sentimiento era recíproco. Es más, tenía la vaga impresión de que si la infelicidad se había instalado en su matrimonio, era porque nunca le había gustado a esa mujer pese a no haberle dado motivos para ello. Cuando se había dado cuenta de que la miraba con los anteojos, supo que debía acercarse para decirle algo, si bien fue incapaz, sin embargo, de reunir el coraje necesario. Por eso, al formular su inquietud en forma de pregunta, realmente lo que esperaba era que su tía la acompañara.

-Me parece bien. Ve ahora.

-No está en su sitio.

-Habrá salido al pasillo. Seguro que la encuentras ahí.

-Está bien. ¿No vienes conmigo?

-¿Quieres que vaya?

-¿Eso quiere decir que no va a venir?