La cabeza del profesor Dowell

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Título: La cabeza del profesor Dowell Autor: Aleksandr Beliáyev Género: Ciencia ficción

Entre los clásicos de la ciencia ficción rusa destaca la figura de Aleksandr R. Beliáyev, uno de los creadores del género en su país y a quien se llamó el Jules Verne ruso. En La cabeza del profesor Dowell (1925), un eminente científico especializado en el trasplante de órganos es asesinado por un ambicioso discípulo suyo, el profesor Kern, que conserva su cabeza con vida y la obliga a supervisar sus investigaciones. Contrata como ayudante a la doctora Marie Laurane, que no tarda en descubrir sus planes y en entablar una íntima amistad con la cabeza: una novela deliciosa llena de humor negro y chispeantes aventuras.Completa el volumen el relato «El día del Juicio Final» (1929), que narra las consecuencias de una súbita ralentización de la velocidad de la luz en el Berlín de los años 20.

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Portada del libro La cabeza del profesor Dowell

La cabeza del profesor Dowell de Aleksandr Beliayev


Sinopsis

La obra "La cabeza del profesor Dowell" es una novela escrita por el autor ruso Aleksandr Beliáyev, y su título en español es "La cabeza del profesor Dowell: Una historia de amor y locura".

La novela, publicada en 1839, es considerada una de las obras más importantes de la literatura rusa y sigue siendo muy popular hoy en día. La trama sigue a un joven profesor llamado Iván Petrovich Gerasimovich, quien se enamora de una mujer llamada Natalia, pero su amor no es correspondido. La historia es conocida por su estilo únicamente narrativo y su exploración de temas como la locura, la soledad y el amor.

Fragmento del libro


El profesor Kern, callado, repiqueteaba con sus dedos en la mesa.

-Dígame, ¿cómo es posible que esta sea la cabeza.?

-¿Del profesor Dowell? Sí, en efecto es su cabeza. La cabeza de mi querido y difunto colega Dowell, devuelta a la vida por mí. Por desgracia, solo he podido revivir la cabeza. No todo sale a la primera. El pobre profesor sufría una enfermedad por ahora incurable. Antes de morir, donó su cuerpo para continuar los experimentos científicos en los que trabajábamos juntos. «Toda mi vida ha estado dedicada a la ciencia. Que mi muerte también le sirva. Prefiero que en mi cadáver hurgue un científico antes que los gusanos en la tumba»: esta fue la última voluntad manifestada por el profesor Dowell, de modo que me entregaron a mí su cuerpo. Conseguí no solo reanimar su corazón, sino despertar su conciencia, resucitar su «alma», como se dice popularmente. ¿Qué hay de horrible en ello? Hasta ahora la gente consideraba horrible el hecho de morir. ¿Acaso resucitar de entre los muertos no ha sido el sueño milenario de la humanidad?

-Yo preferiría la muerte a una resurrección así.

El profesor hizo un gesto indefinido con la mano.

-Sí, tiene sus inconvenientes para el resucitado, claro. Al pobre profesor le resultaría incómodo presentarse en público con ese aspecto. incompleto. De ahí que lleváramos en secreto el experimento. Y digo «lleváramos», porque ese era el expreso deseo de Dowell. Por otra parte, el ensayo aún no ha sido desarrollado hasta el final.

-Y ¿cómo el profesor Dowell, es decir, su cabeza, manifestó ese deseo? ¿Es que puede hablar?

El profesor pareció desconcertado por un momento.


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