La Biblia en España

Fragmento del libro

Pregunté al muchacho si él o sus padres conocían la Escritura y la leían ocasionalmente. Pero pareció no comprenderme. Debo decir que el muchacho contaba unos quince años y que en muchos aspectos era bastante listo y tenía algunos conocimientos de latín. No obstante, no conocía la Biblia ni por el nombre, y después de lo observado posteriormente no dudé que por lo menos las dos terceras partes de sus paisanos sabían lo mismo que él, respecto a este punto importante. En las puertas de las posadas rurales, en los hogares de los campesinos, en los campos que trabajaban, en las fuentes de piedra junto al camino, donde abreva su ganado, he preguntado a la clase más inferior de Portugal acerca de la Sagrada Escritura, de la Biblia, del Viejo y Nuevo Testamento, y en ningún caso han sabido a qué me refería, ni supieron darme una contestación plausible, aun cuando sobre todos los demás asuntos sus respuestas eran bien sensatas. En realidad, nada me sorprendió tanto como el modo desenvuelto con que los aldeanos portugueses sostienen una conversación y la pureza de lenguaje con que expresan sus pensamientos, pese a que pocos de ellos saben escribir o leer. Con respecto a los aldeanos de Inglaterra, cuya educación es generalmente muy superior, son torpes en su conversación, cometen absurdas incorrecciones gramaticales, aun cuando el inglés es en conjunto una lengua más sencilla de construcción que el portugués.