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Don Saturnino Calleja, publicó una innumerable cantidad de cuentos escritos especialmente para niños y jóvenes. Eran ediciones muy cuidadas, que se alternaban con otras más populares y baratas, pero siempre bien presentadas.Los textos recogían, convenientemente arreglados para no aburrir o asustar a los niños lectores, tradiciones anónimas, clásicos de los hermanos Grimm, o de las 'Mil y una noches', etc. Pero también otros textos inéditos, que sin firma o tan sólo figurando unas simples iniciales, eran escritos especialmente para CallejaEn el presente relato, Ruperto es un niño pobre que se encamina hacia la ciudad Fortuna, donde todo es de oro, para obtener riquezas. El camino, será duro y lleno de obstáculos
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La ciudad Fortuna de Saturnino Calleja
Entonces resolvió volver a la blanca casita de su aldea y vivir en ella como a Dios fuere servido. Al salir de la ciudad sintió una extraña alegría. Pero aquel maldecido corazón de acero le hacía sufrir horriblemente; sólo la fibrilla que le quedaba del suyo palpitaba de gozo dentro del pecho. Siguió el primer camino que encontró, y entonces no halló dificultades. Parecía que le habían nacido alas en los pies. Iba cuesta abajo, y así se marcha muy aprisa.
Cuando llegó a su aldea estaba tan pobre como antes, y, además, aquel corazón frío y duro no le dejaba respirar. Latía con la igualdad de un cronómetro. ¡Tic! ¡tac! ¡tic! ¡tac!
Su hermano fue el primero que le salió al encuentro, lleno de alegría. Le abrazó, le besó, y le acompañó hasta su casa entre los mayores transportes de júbilo.
Pero el corazón de acero no dejaba a Ruperto regocijarse. Las lágrimas no acudían a sus ojos, y sentía en el pecho como una mano que le oprimiese.
Su anciano padre le estrechó en sus brazos, y tampoco logró conmover aquel duro corazón. Ruperto sentía una angustia extraordinaria.
Pero llegó su madre, que corrió desalada hacia su hijo, le abrazó llorando, y sus lágrimas cayeron sobre el pecho de Ruperto. Entonces, ¡oh poder del amor de madre!, aquel corazón de acero apresuró sus latidos, y, no pudiendo resistir más, saltó como salta el roto muelle de un reloj.
La fibrilla era ya un corazón nuevo, y Ruperto un hombre feliz.
Saturnino Calleja
Saturnino Calleja Fernández nació en Burgos en 1853, aunque su estirpe familiar era originaria de Quintanadueñas, localidad integrada actualmente en el municipio de Alfoz de Quintanadueñas. Su padre,
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