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Rosamond Treverton agoniza en la mansión familiar de Porthgenna Tower. Pero guarda en su corazón un terrible secreto que no quiere llevarse con ella a la tumba. En sus últimos instantes, logra plasmarlo en una carta, pero muere antes de poder arrancarle a Sarah, su doncella, el juramento de que se lo revelará todo a su esposo, el capitán Treverton. Intuyendo el mal que ese secreto causará a seres inocentes, Sarah toma una decisión desesperada. Durante años cargará sola con el peso, y, presa del miedo, vivirá sólo para evitar que la verdad sea descubierta por la persona a quien más quiere proteger, y que menos debe enterarse.
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El secreto de Wilkie Collins
La idea de representar, en este personaje, la influencia de una grave responsabilidad en una mujer de naturaleza tímida, cuya mente no era ni tan fuerte como para soportarla ni tan valiente como para rehuirla, me atraía por aquel entonces y me sigue atrayendo tanto, que personalmente concedo a Sarah Leeson el lugar de honor en la pequeña galería de retratos que contiene mi historia. Quizás, al afirmar esto, sólo esté reconociendo, en otras palabras, que los padres de familias literarias comparten con los padres en general las consabidas incongruencias y a veces quieren irracionalmente al hijo que siempre les ha dado mayores problemas.
No está de más observar aquí una objeción crítica que surgió, en determinados ambientes, en contra de la composición de la narración. Se me acusaba de permitir que el lector vislumbrara el «secreto» al principio de la historia en vez de dejarle en total oscuridad hasta el final. Si esto fuera un error (lo que me atrevo a dudar), lo he cometido a sabiendas. Después de meditarlo cuidadosamente, y después de hacer la prueba de ambas maneras, creí que lo más deseable era dejar que el efecto de la historia dependiera más de la esperanza que de la sorpresa, convencido de que el lector estaría mucho más interesado en contemplar el avance de Rosamond y su esposo hacia el descubrimiento del secreto, si previamente poseía en sus manos alguna pista del misterio. Por lo que puedo juzgar, a partir de las opiniones que me han llegado a través de varios canales, esta peculiar concepción del relato ha ofrecido a una gran diversidad de lectores uno de los especiales atractivos del libro.
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