Origen histórico y etimológico de las calles de Madrid

Sinopsis

La síntesis en español del libro "Origen histórico y etimológico de las calles de Madrid" de Antonio Capmany y Montpalau es:

El libro de Capmany y Montpalau, publicado en 1794, es una obra fundamental para el estudio de la toponimia madrileña. En él, el autor investiga y explica el origen histórico y etimológico de las calles de Madrid, desde sus orígenes musulmanes hasta la época contemporánea.

Capmany y Montpalau analiza la toponimia de Madrid a través de la historia de la ciudad, identificando los lugares y monumentos más relevantes y explicando su significado y origen. El autor también incluye información sobre la evolución de las calles y plazas de Madrid a lo largo de los siglos, así como la influencia de diferentes culturas y eventos históricos en la toponimia de la ciudad.

Fragmento del libro

CALLE DEL AZOTADO.

Algunos pretenden que esta calle toma nombre de la costumbre de subir por allí a los sentenciados a azotes, pero es preciso saber el motivo de esta subida.

Hernán Carnicero, que vivía más abajo de las fuentes de San Pedro el viejo, por un extravío cometido en una casa inmediata a la suya, propia de Mari-Gozalve, fue motivo para que el alcalde le sentenciase a ser públicamente flagelado sobre un pollino. Salió por la carrera designada sufriendo los golpes del flagelador, y como una cláusula de la sentencia era que sufriera también el vapuleo delante de su casa, quedó avergonzado; cumplida su condena y curadas sus espaldas en el Hospital general, que estaba en la calle del Prado, volvió ú su mencionada casa, conociéndole todos por el azotado.

Determinó enajenar su finca, pero como también la denominaban con el mismo feo dictado, no hubo quien la adquiriese; así que ensoberbecido le puso fuego, prendiéndose también a las inmediatas, las que como las suyas fueron reducidas a cenizas. Esto indignó al Consejo, y después de haber castigado ejemplarmente a aquel hombre atrevido, mandó reedificar las casas y que a la calle se la denominase del Azotado, y que todos los que hubiesen de sufrir esta pena pasaran por allí, y detenidos se pregonase la sentencia y fuesen allí también castigados.