La perla 10

Sinopsis

La obra "La perla 10" es un poema anónimo del siglo XIII, por lo que no existe una traducción específica en español. Sin embargo, puedo ofrecerte una breve descripción del poema y su significado en general.

"La perla 10" es un poema de amor y devoción que describe la belleza y el valor de la perla, a la vez que se lamenta de la brevedad de la vida y la fragilidad de los objetos materiales. El poema es conocido por su rima y su ritmo, que crean una sensación de fluidez y suavidad.

En cuanto a su significado, el poema puede ser interpretado como una alusión a la búsqueda de la felicidad y la eterna juventud, que se representan en la perla como un objeto precioso y duradero.

Fragmento del libro

Esta innovación me produjo un placer inmenso y fue causa de nuevas sensaciones que deleitaron al máximo a los colaboradores. A este gusto había que añadir, además, la que me proporcionaba la idea de haber consumado una hazaña que se me antojaba imposible. Después de esto, Lord Crim-Con pareció volverse completamente hastiado y totalmente desinteresado en lo que pudiéramos hacer, hasta el punto de insistir en acostarse en otra habitación para dejarnos solos. Sin embargo, ni mi amante ni yo estábamos tan ciegos como para creer que su impotencia era total. Tras de consultarnos mutuamente llegamos a la conclusión de que su señoría se había enamorado de mi joven palafrenero, un precioso muchacho de quince años de edad, recién entrado a mi servicio, y que dormía en una pequeña habitación en el extremo del pasillo en que estaban situadas nuestras dos habitaciones.

Siempre que se retiraba a dormir se encerraba bajo llave, por temor a que yo no lo dejara en paz. Para descubrir el secreto, una noche llenamos el suelo de harina todo lo largo del pasillo, y a la mañana siguiente pudimos ver las pisadas que iban del cuarto de su señoría al del palafrenero.

Sin ánimo de echarle a perder la diversión, sino de gozar del espectáculo y proporcionarnos un nuevo motivo de excitación, al día siguiente examinamos el terreno y pudimos descubrir una pequeña habitación junto a la del paje que parecía hecha a la medida para nuestro objeto. Como quiera que estaba amueblada para otros posibles visitantes, sólo tuvimos que abrir en la pared unos agujeros que nos permitieran contemplar lo que ocurría, sentados o arrodillados sobre una cama adosada al muro.