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El haiku es una forma poética japonesa fuertemente influenciada por la tradición Zen y es Basho el gran maestro de haiku: Poemas breves,directos, simples y naturales, pura intuición del aquí y ahora. Edición con grabados del Maestro Zen Taisen Deshimaru
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Haiku de las cuatro estaciones de Basho Matsuo
El título completo del libro de Basho Matsuo es "Oku no Hosomichi" (奥の細道), que se traduce al español como "Haiku de las cuatro estaciones".
A continuación, te proporciono una breve síntesis de la siposis del libro en español:
"Haiku de las cuatro estaciones" es un libro de poesía japonés escrito por Basho Matsuo en el siglo XVII. El libro consta de 160 haiku que describen la naturaleza y la vida cotidiana en Japón durante las cuatro estaciones del año.
En el libro, Basho utiliza la imaginería de la naturaleza para explorar temas como la mortalidad, la fragilidad de la vida y la conexión con la naturaleza. Los haiku son breves y concisos, pero a la vez profundos y complejos, y reflejan la filosofía zen del autor.
Matsuo Bashō
El haiku es una forma poética japonesa fuertemente influenciada por el Budismo Zen.
No voy a tratar en esta breve introducción el carácter lingüístico y literario del haiku. Existe un excelente estudio en castellano al que remito al lector interesado
. Quisiera más bien esbozar la idea del haiku en tanto que experiencia espiritual, es decir en tanto que acto que trasciende los límites mismos del lenguaje.
Salvador Pániker escribe en su
Aproximación al Origen: "El hombre es un animal enajenado, víctima del simbolismo de su lenguaje.
Efectivamente. Más que vivir en la
Percepción Pura de la Realidad
vivimos prisioneros del simbolismo del lenguaje. Nuestra percepción de la Realidad viene filtrada por las categorías de nuestro mundo simbólico. El hombre no domina el mundo simbólico de su lenguaje, sino que es dominado y condicionado por él. Lo que nosotros llamamos Realidad no es más que lo que las categorías de nuestro lenguaje puede asimilar.
Digamos que el carácter relativo del lenguaje primitivo, en su gestación hace miles de años, se ha convertido en carácter absoluto y el hombre actual no sabe percibir más allá de este mundo simbólico absolutizado. Así la cultura se ha formado como proyección social del lenguaje humano y a la inversa se ha convertido en factor determinante en la formación de este mundo simbólico.
No obstante, en todas las épocas ha habido hombres que han intuido una Realidad más profunda y más amplia, más allá de los límites del lenguaje y de la cultura. Se les llama sabios, místicos, maestros espirituales, y concretamente en el caso de haiku, aunque parezca paradójico, poetas.
El lenguaje es por naturaleza profundamente dualista. Surge de la separación de la cosa real y el símbolo que la designa. De esta manera y de un estado original no dual, el hombre pasa a encontrarse separado de la Realidad, ya que el símbolo se interpone. El lenguaje evoluciona al mismo tiempo que la inteligencia. Comienzan a surgir todo tipo de dualidades derivadas: sujeto-objeto, verdad-mentira, Realidad-Irrealidad, etcétera.
El lenguaje se va desarrollando a partir de una serie de dualidades fundamentales hasta llegar al sistema simbólico complejo y autónomo de nuestros días.
Pero este proceso iniciado desde el estado pre-simbólico -estado original, no dualista- hasta el mundo simbólico y autónomo del lenguaje actual no fue el mismo en todas las culturas. La cultura occidental -greco-judeo-cristiana- es la que más ha avanzado por este camino, la que ha creado el lenguaje más superestructurado y abstracto y, por lo tanto, la que más se ha alejado del estado pre-simbólico. De hecho la tradición religiosa judeocristiana, columna vertebral de la civilización occidental, se basa principalmente en el lenguaje escrito.
La intuición y la presencia del estado presimbólico original es mucho más patente en las culturas orientales. Oriente, al mismo tiempo que desarrollaba el mundo simbólico del lenguaje, era de alguna manera consciente de su artificialidad, de sus límites, de la falacia dualista que representaba, y siempre mantuvo un contacto sano con el estado original pre-simbólico. Por eso, sus lenguas se vieron forzadas y obligadas a ser lo menos concretas y lo más cercanas posibles a la Realidad pre-simbólica.
El haiku es una manifestación quintaesencia de esta concepción del lenguaje. Lo más importante en el haiku no es “
comunicar un concepto a través de unos símbolos".
Sino despertar en su autor la conciencia de la No dualidad primordial. Volviendo a Pániker:
"El hombre es un animal víctima de lo simbólico. Eso explica la compulsión a imponer su propio código simbólico. Si esbozáramos una fenomenología de cualquier discusión entre humanos advertiríamos la patológica necesidad que tiene cada parte de imponer su visión simbólica de la realidad...
Nada delata tanto la necesidad que tenemos los unos de los otros como nuestras mismas discusiones y querellas. Nos sentimos incomunicados si la otra parte no acepta nuestro sistema simbólico. Somos incapaces de trascender lo simbólico y darnos la mano a un nivel más hondo y real...”
Pues bien, en el haiku el autor, especialmente los grandes maestros, no tratan de imponer
nada,
no quieren comunicarnos su personalidad o su sistema simbólico.
Aunque pueda decirse que el haiku es un símbolo de la visión intuitiva de la realidad, creo que es algo más. El hecho de componer un haiku es en sí mismo la visión intuitiva de la Realidad, es la experiencia espiritual por excelencia, es decir, la liberación de los límites del lenguaje, la experiencia del estado pre-simbólico.
¿Cómo puede ser esto? ¿Cómo puede ser el haiku, cuyo material básico es el lenguaje simbólico, una experiencia del estado original pre-simbólico? ¿Es que este estado pre-simbólico puede ser expresado, atrapado por el lenguaje simbólico? Es verdad que esto es una gran contradicción. La respuesta es simple: Lo más importante en el Haiku
no es lo que dice sino lo que no dice.
Por eso el haiku no nos comunica nada a nivel simbólico sino que más bien despierta en nosotros una consciencia trans-simbólica, imposible de definir. En el haiku no hay comunicación conceptual, ya que no “
pretende comunicarnos un mensaje simbólico"
Lo que comunica en el haiku no es lo que se dice sino lo que no se dice. Su comunicación es invisible, inatrapable. Pero la fuerza del haiku no reside solamente en lo que no dice, sino en la intensa relación que mantiene lo dicho con lo no-dicho, lo expresado con lo no-expresado, lo visible con lo invisible. Ambos factores son esenciales.
Por eso no creo que la experiencia de la Realidad pre-simbólica sea
antes y la
composición del Haiku
después.
La composición del haiku es en sí la experiencia de la Realidad pre-simbólica. Vamos a ver, no caigamos en las trampas de los conceptos. Esta experiencia de la Realidad pre-simbólica la llamamos estado original no-dual, infinito, absoluto, ya que aún no existe ninguna categoría que trace límites. Este estado es la Unidad total y absoluta, lo incluye todo,
incluso el mundo simbólico del lenguaje.
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