Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano II

Sinopsis

La síntesis en español del libro "Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano" de Edward Gibbon es:

El libro de Gibbon, publicado en seis volúmenes entre 1776 y 1789, es una obra maestra de la historiografía que analiza la decadencia y caída del Imperio Romano. En ella, Gibbon examina la evolución del Imperio a lo largo de más de mil años, desde la fundación de Roma hasta su desaparición en el siglo V.

Gibbon argumenta que la decadencia del Imperio fue un proceso gradual y complejo, que se debió a una serie de factores políticos, sociales, económicos y culturales.

Fragmento del libro

Mas costó aquella unión la libertad nacional y el denuedo militar, y las provincias rastreras y exánimes cifraban su salvamento en las tropas asalariadas y en los gobernadores que obraban a impulsos de una corte lejana. La felicidad de cien millones estaba pendiente del mérito personal de uno o dos hombres, quizás niños estragados con la educación, el lujo y el despotismo. Las grandes llagas encarnaron en lo íntimo del Imperio con las menorías de los hijos y nietos de Teodosio; y al asomar a la mocedad estos entes menguados, fueron entregando la Iglesia a los obispos, el Estado a los eunucos, y las provincias a los bárbaros. Divídese actualmente la Europa en doce reinos poderosos, aunque desiguales, tres repúblicas respetables, y varios estados menores, pero independientes: las suertes para el desempeño ministerial y real son más crecidas, a lo menos con respecto a los gobernantes; y puede reinar un Juliano y una Semíramis en el Norte, mientras Arcadio y Honorio se adormecen de nuevo en los tronos del Mediodía. El influjo mutuo de zozobra y rubor enfrena los abusos tiránicos; descuellan el orden y la entereza en las repúblicas; ha trascendido a las monarquías el sesgo de la libertad, o a lo menos de la moderación, y con las costumbres dominantes de la época, el pundonor y la justicia asoman aun en las instituciones más defectuosas. Prosperan las luces y la industria en la paz con la emulación de competidores eficaces, y las fuerzas de Europa se ejercitan en la guerra con sus contiendas decorosas e indecisas. Si se arrojase un conquistador bravío de los yermos de Tartaria, tendría que vencer a los forzudos campesinos de Rusia, a las crecidas huestes de Germania, a la nobleza esforzada de Francia y al paisanaje libre y denodado de Bretaña, confederándose tal vez para la defensa común. Aun cuando los bárbaros victoriosos llegasen esclavizando y asolando hasta las playas del Atlántico, diez mil bajeles trasportarían fuera de su alcance los restos de la sociedad civilizada, y Europa florecería y descollaría en el mundo americano, cuajado ya con sus colonias e instituciones.